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Es sábado, día de fútbol por la liga de polígonos industriales. Shimbutel Servicios de Telecomunicaciones, contra Enaya Editora Técnica.
Si Shimbutel gana, será campeón anticipado faltando dos fechas. En sus filas hay españoles, argentinos, chilenos, colombianos y mexicanos; expresiones e insultos originales enriquecen el nivel cultural de los partidos. Hoy traen una novedad: Kenzaburo Nagakata, ingeniero electrónico japonés
que llegó cuando  Shimbum Tokio Electronics compró la antigua Infotel.
Jorge, español, portero y estrella del equipo conversa con Luís, argentino,  no juega gran cosa pero anima y pone nerviosos a los contrarios.
 - Oye Luís, ¿Estás seguro del japonés? Esto no es artes marciales.
- Tranquilo, lo he visto jugar; es rapidísimo, se gira en una baldosa con movimientos de ninja.
- Pero si apenas habla castellano, yo sólo me entiendo con él en inglés.
- Lo básico lo entiende, y lo que importa es su juego.
- Un tipo raro, míralo ahí separado del resto, dos años aquí y no tiene un amigo, vive encerrado en el laboratorio.
- No tanto, es un obsesivo pero buen tipo, lo he invitado a mi casa varias veces porque lo veo muy solo.
- ¿Y cómo se siente aquí? 
- Como un extraño; él proviene de una familia de militares, su padre y  abuelo fueron oficiales del emperador; todos descendientes de samuráis. Kenzaburo traicionó a sus antepasados: no quiso seguir la carrera militar, prefirió  ser ingeniero y casarse con una coreana que lo abandonó, otra ofensa a la familia. Me contó su historia una noche que se bajó una botella de JB él solito; la palabra que más usó fue "traición".
- Por eso tan introvertido el pobre.
- Su padre se suicidó al perderse la guerra y su madre murió sin perdonarle a Kenzaburo su traición. Ella donó las cosas del marido a un museo, negándole el conservar cualquier recuerdo. Sólo le quedan fotos del padre con uniforme de oficial y de la espada, que pudo hacer en el museo. Kenzaburo es un sobreviviente.
En el vestuario están todos muy animados y empiezan las bromas.
- Luís, a ver si hoy hablas menos y corres más.
- Hoy tenemos al equipo de la ONU en campo: ¡Desde Japón el samurai Kenzaburo! - grita Luís, usando un botín como micrófono.
Señala al japonés que devuelve una mirada seria, no comprendió la broma o está de mal humor, piensa Luís, y agrega:
- Jorge, nos salvaste muchos partidos; si nos haces ganar hoy, puedes pedirme lo que quieras.
- ¿Lo que quiera? - Jorge lo mira.
- Lo que quieras.
- Verás Luisito, si ganamos y me meten menos de tres, me prestas a tu novia - muchas risas, todos conocen las exageraciones de estos dos. Kenzaburo detiene sus movimientos de estiramiento y mira con atención.
- Eso arruinaría mi futuro matrimonio; pero te puedo hacer una mamada - todos, menos Kenzaburo, se ríen.
- ¿Palabra de honor? - pregunta Jorge.
- Palabra de honor de Luís Casals.
- Si le haces una mamada, puede gustarte y eso sí arruinaría tu matrimonio - apuntan.
Entre risas, salen a jugar. El partido termina tres a cero, triunfo de Shimbutel: gol de Jorge de falta, y dos golazos como sol naciente de Kenzaburo.
Sobre el final los perdedores hicieron entradas muy duras. Kenzaburo, que aguantó todas las patadas de su vida, barre a un jugador de la editora, que es retirado por sus compañeros. El ambiente se caldea y el árbitro finaliza  antes de la hora, para evitar una batalla.
Se celebra con cerveza, los vencidos se van entre un intercambio de burlas.
Luís improvisa un cántico con música de "Tengo un tractor amarillo" para despedirlos, todos la cantan entre saltos:

Tengo un campeón amarillo
Kenzaburo Nagakata
que se folla a los rivales
aunque juegue en alpargatas.

Todos abrazan a Kenzaburo, héroe del partido, que parece incómodo con tanto protagonismo; pero muestra avidez por el gin con naranja. Algo borrachos se demoran en los vestuarios, ya no queda nadie más; el encargado les deja las llaves y se va.
Kenzaburo interrumpe las risas y bromas plantándose enfrente de todos; viste la toalla blanca como un luchador de sumo y sus ojos están brillantes y enrojecidos.
- ¡Luís, ahora tú cumplir promesa y hacer mamada a Jorge! - todos estallan en carcajadas.
- Tranquilo, Kenzaburo, un acuerdo por su novia se lo hacía cumplir, pero esto se lo perdono - le dice Jorge, que sale de la ducha - pero si a usted le interesa, le cedo el premio.
Todos ríen desaforadamente; Kenzaburo fulmina a Jorge con su mirada:
- Kenzaburo no maricón, tú y Luís sí maricones, que se hacen mamadas.
Borja, el gerente, cree tener la obligación de intervenir:
- Bueno Kenza, eso no va en serio, son bromas entre nosotros. Se acostumbrará a nuestras payasadas cuando venga a jugar todos los sábados, usted es un jugador de puta madre.
- Madre de Kenzaburo sagrada, tú has ofendido ella - encara a Borja, que empuja al japonés:
- No joda con su madre Kenzaburo, son solo palabras... - no termina la frase; el puño de Kenzaburo le da en la cara y lo estampa contra las taquillas.
Todos saltan hacia él, pero se detienen al verlo clavar la temible postura del karateca.
Borja resbala hacia el suelo sangrando por la nariz.
- Puto tortuga ninja, me has roto la nariz, yo no quería insultar a tu madre pero tú eres un verdadero hijo de puta.
Kenzaburo amaga hacia Borja pero Luís se interpone.
- ¡Tío, tío!, mejor te tranquilizas o llamamos a la policía.
- Nadie sale de aquí hasta no cumplir promesa de mamada. Promesa es honor de personas - sentencia Kenzaburo.
Andrés, el colombiano, casi dos metros de altura y ciento y tantos kilos, sacude al japonés por los hombros.
- Que promesa ni ostias, era una broma, pendejo, esto no es el puto Japón...
 Un golpe de Kenzaburo acierta a Andrés en la traquea y lo deja en el suelo boqueando como un pescado; dos compañeros lo socorren y le ayudan a respirar.
Kenzaburo da un grito de guerra y con un golpe del canto de su mano quiebra un banco de madera de tablas muy gruesas. 
   Jorge comprende que la situación se les va de las manos y organiza una retirada hacia las duchas llevándose a los heridos; Luís queda como encargado de negociar.
- Kenzaburo, aquí las cosas son diferentes, las palabras tienen otro valor, usted ha entendido mal.
- Las palabras tienen valor igual a honor de personas. Si usted Luís es buena persona, con honor, debe cumplir y hacer mamada a Jorge.
Abre su bolsa y saca una espada japonesa, como de samurai pero de cincuenta centímetros; mientras se ata un pañuelo blanco a la cabeza, dice:
- Nadie sale vivo aquí si no cumplir palabra de honor.
El guerrero Kenzaburo desenvaina, corta unas rebanadas de aire antes de ponerse en posición de combate; Luís aprovecha para correr hasta las duchas donde se refugiaron sus compañeros, que cierran la puerta después de dejarlo entrar.
- Tiene una catana de medio metro.
- Eso no es una catana, es una Wakisashi, los guerreros samurai solían llevar ambas consigo, el conjunto se llama daisho, literalmente “la larga y la corta” - dice uno.
- Gracias por ilustrarnos, ya me siento más tranquilo.
Kenzaburo grita y golpea la puerta.
- ¡Ahora honrar palabra con acto íntimo contra natura. ¡Luís y Jorge, saliendo ya o rompo puerta, entro y hago cumplir!
- Señor Kenzaburo, yo ser Francisco, no prometer mamada a nadie y admirar cultura japonesa: gusta mucho Sushi, y tener Hyundai, muy buen coche. ¿Poder irme?
- Traidor, te quieres rajar ¿Por qué hablas como un aborigen?, y el Hyundai es coreano.
- Yo qué sé, para que me entienda mejor.
La voz de Kenzaburo suena como cólera de Zeus:
- ¡Francisco y todos juntos cantaron Kenzaburo campeón amarillo que folla rivales en alpargatas. Kenzaburo no maricón homosexual, no folla con hombres!
- Joder Luís, tú y tus bromas, tus mierda de canciones de barra brava ¿No podías ponerle otra letra?
- Kenzaburo, soy Francisco de nuevo. ¡Piense un poco hombre! Ya me dirá cómo nos vamos a hacer mamadas entre compañeros como si nada.
- Kenzaburo no puede decir cómo se hace mamadas, no maricón, ustedes saber. 
A Luís le entra el pánico:
- Escuche Kenzaburo, a usted nadie le hizo nada y no puede obligarnos a cumplir lo que se dijo en broma.
- Palabra es honor de persona; el que falta a la palabra hoy, falta honor mañana y después traiciona amigo; es capaz de traicionar patria y emperador. Mi padre se suicidió con espada para cumplir promesa ante emperador.
- ¡Acabe ya con la historia de su padre y su puto emperador, eso aquí no vale! - grita Borja.
- Antes ofendiendo madre, ahora ofendió emperador y Kenzaburo no poder permitir.
Dos golpes terribles sacuden la puerta y desprenden a medias las bisagras, otro golpe como ese y Kenzaburo entrará con su Wakisashi.
Alguien dice:
- Ya llamé a mi mujer y vendrá la policía, ¡Lo van a deportar Kenzaburo!
Luís intenta ganar tiempo:
-Kenzaburo escuche, disculpe lo dicho sobre el emperador, su padre era una persona de honor y habrá luchado valerosamente. ¿Por qué se suicidó?
- Porque lucharon mal y perdieron guerra.
- El emperador los llevó a la guerra, se equivocó y su país perdió. ¿Por qué no se suicidó el emperador también, si él era el máximo culpable?
- Emperador hijo del sol, no puede suicidiar.
- Pero manda a los demás a suicidarse por él, eso no es ser hijo del sol, eso es ser hijo de... - alguien le tapa la boca, pero Luís grita - ¡Si fuera justo, habría ordenado a su padre que no se suicide, para que pudiese cuidar de su mujer y de su hijo Kenzaburo!
Enrique, chileno, con su cadencia de profesor interviene:
- Vea Kenzaburo: este tema es interesante para debatirlo en una mesa de café entre amigos. Salvador Allende, votado por su pueblo, cuando fue traicionado se suicidó él solito por sus principios, eso es tener honor y coherencia...
- No lo cabreen más con lo del emperador, ¿Ahora le sueltan un discurso republicano? - les suplican.
Luís sigue:
- Kenzaburo, seré curioso: ¿El Honorable Emperador está bien de salud?
- No, morir hace años.
- Le presento nuestras condolencias y respeto, Kenzaburo. Por seguir en el tema: ¿El de ahora es su hijo?
- No importar si ser hijo o nieto. Usted prometió mamada; es maricón y no respeta a novia Marcela que lo ama.
- Yo no soy maricón y amo a Marcela; si quiere mañana hablamos con ella y le contamos esto, seguro que se va a reír mucho.
- ¿Reír?, ¿Aquí todo ser broma?, ¿Todo puto? Ahora cualquiera decir cualquiera cosa: gobierno miente, oposición miente, gente promete cosas que no cumple. Cuando Shimbum compra Infotel mostraron balance mentira para aumentar precio venta. Durante dos años busqué pruebas de estafa a matriz  de Japón con facturas falsas y ya encontré. Borja ordena trabajos y factura con otra empresa diferente, paga compras más caras a amigos suyos y roba diferencia, ustedes saber y no hacer nada. ¡Por eso Shimbutel ahora cierra empresa y ustedes perder empleos!
- Borja, tío, ¿Es eso cierto? Si salimos de ésta tendrás que explicar muchas cosas - dice uno.
- ¡Mejor se busca un abogado, Kenzaburo, con la que montó hoy la tiene cruda! - le grita Borja.
- No se qué tengo cruda pero no necesito abogado, tengo Wakisashi.
Se escucha un grito in crescendo, de alguien que se acerca a la carrera. Un golpe tremendo derriba la puerta y entra Kenzaburo como una tromba pisando el ventanuco de cristal que se rompe; con el traspié pierde el equilibrio y vuela hasta darse con la pared del fondo.
Los más decididos se aprestan a caer sobre él para intentar dominarlo pero ven que por debajo de su cuerpo inmóvil, surge un hilo de sangre que corre hacia el sumidero.
Lo dan vuelta y ahí está la espada clavada en su cuerpo, con el mango sobresaliendo entre dos costillas y levemente inclinado hacia arriba.
No saben que hacer, quitarle le espada del cuerpo podría ser peor. Jorge y Luís se quedan tapándole la herida con una toalla para detener la hemorragia, los demás salen a buscar ayuda.
Kenzaburo quiere hablar pero jadea y se ahoga, Luís le hace respiración boca a boca; consigue reanimarlo y despejar los pulmones.
- Aguante Kenzaburo, que ya viene el médico.
Kenzaburo susurra:
- Borja roba en empresa, ya mandé documentos a Japón. Pido perdón a otros por ofensa y golpes, quería asustar para ustedes entender porqué perder empleos.
- No se preocupe Kenzaburo, ellos saben que se le fue la mano con el gin.
Les sonríe a los dos, sus ojos se hacen menores pero más expresivos.
- Pero tú Luís, das besos de maricón...Já...Já - y le entra la risa.
- En buena hora le ves la gracia, cabrón - le dice Jorge
- Basta japonés boludo, no te rías que te vas a ahogar - Luís lo inclina para despejarle la garganta y vuelve a hacerle el boca a boca. 
Cuando llega la ambulancia Kenzaburo Nagakata yace muerto en los brazos de Luís y Jorge que lloran. Shimbutel ya es la campeona de su última liga de los polígonos.
FIN
R.L. /  Marzo 2011
Basado en: La causa justa
De Osvaldo Lamborghini (1983)

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