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- ¿Puedo sentarme aquí?
- Hay muchas mesas libres, y prefiero estar sola.
- Por favor, deja que te explique, si me siento contigo, podré aprobar el examen.
- ¿Que examen?
- Para conseguir el empleo más importante de mi vida, colaborador en un periódico.
- ¿Y qué tengo que ver con eso?
- Hoy es la entrevista con el psicólogo y lo más importante que evaluará es mi autoestima.
- De nuevo, ¿Qué tengo que ver con eso?
- Sentado desayunando contigo, empezaré bien el día, los demás pensarán que eres mi novia o casi, yo me sentiré un triunfador y lo notará el entrevistador.
- ¿Crees que tu fantasía te ayudará?, hablar conmigo puede perjudicarte.
- Tienes la apariencia de una chica inteligente, estás leyendo a un ruso, debes ser estudiante de letras o filosofía. Vistes unos vaqueros y un jersey algo grande pero que no oculta  tu lindo cuerpo; un don que agradeces, pero que no usas para triunfar. Prefieres el camino más difícil del esfuerzo y el intelecto, eres muy linda, pero usas gafas como para ocultar tanta belleza.
- Muy halagador, pero prefiero estar sola y que nadie piense que estamos juntos.
- Otra chica usaría lentillas, pero a ti te sirven para interponer una barrera entre tú y la gente.
- Parece que contigo esa barrera no funciona.
- Es que a mí no me atraen las chicas vistosas ni lo superficial y externo, me gusta el interior.
- ¿Y porqué no tomas ahora mismo un tren hacia alguna provincia lejana?
 - Solo serán unos minutos, sé que el psicólogo de la empresa desayuna aquí, me verá contigo y me recordará.
- ¿Como lo sabes?
- Si esta aquí te verá, porque los hombres te miran; después se preguntará: ¿quién es el afortunado que está con ella?, ¿como la habrá conquistado?, me observará con más atención, y me reconocerá después.
- Tú no estás conmigo ni me has conquistado.
- Ellos no lo saben, pero lo supondrán por la forma en que te miro.
-Yo no veo nada especial.
- Ellos si, los hombres saben como se comporta uno de su especie cuando le gusta una mujer, leen el lenguaje gestual.
- Muy National Geographic; según tú, ahora ellos estarán viendo claramente que yo te gusto.
- Es lo que creen, porque estoy fingiendo que me gustas, lanzo señales inconfundibles.
- También verán que tú a mí no me gustas.
- Lo tomarán como la indiferencia típica de las intelectualizadas; sus problemas para generar o expresar sentimientos les dan ese aire de que siempre se pierden algo...
- Ahora tengo más ganas de que te vayas.
- No me malinterpretes. Ellos te ven así, yo no; yo veo una chica sensible y dulce, a la que escribiría una poesía que dejaría a Neruda al nivel de redactor de manuales técnicos.
- ¿También eres poeta?
- Si llegaras a gustarme sería el mejor, pero antes debería conocerte.
- Ah, mi interior; no hay trenes hacia allí, al menos no para ti ¿Y por qué levantas tanto ese libro?
- Para que se vea la tapa: "El chiste y su relación con el inconsciente", con la foto de don Sigmund Freud. Un detalle que generará empatía en la entrevista, más la admiración por un triunfador que conquista a una chica como tú; lo podríamos mejorar si me dejaras tenerte de la mano.
- Ni se te ocurra.
- Pero estarás de acuerdo en que el mío es un buen plan.
- Algo retorcido.
- Necesito ese trabajo; para una persona con mujer e hijos que mantener, es vital.
- ¿Estas casado?
- No, pero me gustaría estarlo algún día y tener hijos, entonces será vital. Hasta podría escribir.
- ¿Eres escritor?
- Escribo historias; si te refieres a vender algún libro mío, no. Todavía debo escribir mi gran novela, antes conoceré a la persona que sacará la creatividad que bulle aquí adentro y que a veces hasta duele. Por eso intento hablar contigo...
- Porque estás en la búsqueda de alguien maravilloso... Suena a entrada.
- No, contigo hablo para reforzar mi autoestima, impresionar al psicólogo y  conseguir el empleo para pagarme los estudios y el alquiler. Ya buscaré después esa chica especial si es que existe,... aunque pensándolo  bien...
- ¿Qué?
- Tú debes tener alguna amiga linda e inteligente que puedas presentarme, me lo dice esa luz que desprendes, que iluminó todo cuando has entrado. El señor del libro pudo por fin leer cómodamente, antes tenía que girarse hacia la ventana, hasta parece más joven. Esa pareja discutía y ahora están de la mano porque se ven mejor y se han reconocido; si embelleces a los que te rodean ocasionalmente, mucho más lo harás con los amigos. Intentas ocultarlo, pero tu brillo es tan fuerte que no lo controlas, me recuerdas a Campanilla.
- Lo que dices es bonito; ahora que lo pienso, tienes algo de Peter Pan.
- Sé que te refieres al síndrome del hombre/niño, pero Campanilla se enamora de Peter Pan, esa es mi fantasía. Aunque hablábamos de alguna amiga tuya.
- Si la tuviera y la apreciara, no sé si te la presentaría.
- Puede ser egoísmo. ¿Y alguna a la que odies?
- No odio a nadie.
- Solo a mí.
- No te odio.
- Te caigo mal, siento que mi autoestima se resquebraja.
- No quise dar esa impresión, para halagarte un poco diré que tienes mucha imaginación, llevas aquí mucho rato y todavía no llamé al camarero para que te eche.
- Si consigo el trabajo puedo invitarte a cenar como agradecimiento.
- No voy a cenar contigo.
- Puedo pagarte una cena en un restaurante para que invites a tu novio.
- No tengo novio.
- Ah, perdona por mencionarlo...es preocupante; con todos los chicos que estarán disponibles para ti, no tienes novio.
- No dije que nunca lo haya tenido. ¿Y qué es preocupante?
- Tanta gente queriendo llegar a tu corazón, sin saber cómo.
- Y tú lo sabes.
- Lo sabré después de conocerte más, en eso estoy ahora, ya he conseguido que me permitas sentarme a tu mesa.
- No te lo he permitido, es que todavía no conseguí que te vayas.
- Ahora mismo siento que conseguiré el empleo, pero creo que si hablo más contigo, me dirás lo que piensas de mí y me deprimiré, no aprobaré la entrevista.
- Solo por ayudarte te diré que no pienso mal de ti.
- ¿Y que piensas?
- Que estás un poco loco, pero eres divertido y sabes agradar el oído de una mujer.
- Eso es bueno para ser escritor o conquistar una chica dura, ¿No?
- Es lo necesario para escribir historias que interesen a la gente.
- ¿Te gustaría entonces que aprobase la entrevista? Seria mérito tuyo.
- Me gustaría, pero no sería mío el mérito.
- Si cuando salga, todavía sigues aquí,... ¿puedo decirte como me fue?
- Bueno.
- E invitarte a cenar.
- Si.
- Cenamos entonces.
- Dije que sí podías invitarme, no que aceptaría. Eso está por verse.
- ¿Y de que depende?
- Del resultado de la entrevista.
- Me siento genial, estoy a punto de conseguir el empleo y cenar contigo. Te advierto que soy capaz de mentirte sobre el resultado con tal de volver a verte.
- No podrías, conozco al psicólogo que te entrevistará.
- ¿Conoces al psicólogo?, a Alex Schwar... no se qué.
- Es Alexandra Schwartzman, soy yo.
- ...
R.L. / Febrero 2011


Es sábado, día de fútbol por la liga de polígonos industriales. Shimbutel Servicios de Telecomunicaciones, contra Enaya Editora Técnica.
Si Shimbutel gana, será campeón anticipado faltando dos fechas. En sus filas hay españoles, argentinos, chilenos, colombianos y mexicanos; expresiones e insultos originales enriquecen el nivel cultural de los partidos. Hoy traen una novedad: Kenzaburo Nagakata, ingeniero electrónico japonés

- ¡¡¡NÉSTOR...!!!
En la quietud de la noche, antes de dormirse, Néstor oye un grito que atraviesa la oscuridad

Le mando esta muestra humilde
de mi verso primitivo,
no pretendo un canto altivo,
solo gritar mi grito,
mi arte vuela bajito,
como loro en colectivo.

Es afición verdadera,
sabrá usted, no soy artista,
desde un teclado le mando
mi verso malabarista,
una mirada sincera
de informático analista.

No me confunda, le ruego,
con un psicoanalista urbano,
que habla de Edipo el griego,
un personaje freudiano,
y el cariño por su madre,
en el diván le interpreta
como un amor despreciable
degenerado y sotreta.

Puede el gaucho desahogarse,
cuando el deseo lo aqueja,
en el amor de una oveja,
en el temblor de su mano,
pero amigo, no es cristiano
querer voltearse a su vieja.

Si es que la sangre ya hierve
puede, hasta el ser más rudo,
perderse en el lado oscuro:
buscarse un gaucho limpito,
que en discreto rinconcito
lo sacará del apuro.

Tiene la cosa su riesgo
asegún dice la ciencia,
lo escuche matando el tiempo
no piense que es mi experiencia.
Si lo prueba, se lo advierto
hay daño colateral,
será duro sentarse
y dolerá al cabalgar.

Las burlas de la peonada
es preferible evitar,
lo mejor, echarse al campo
pa' lo que pueda pescar,
la pampa siempre está plena
de audaces formas de amar.

A naides le haga desprecio,
es malo ser petulante.
Ave, roedor o rumiante,
como ejemplos le destaco:
chajá, vizcacha, un guanaco
suelen ser buenos amantes.

No quiero darme de sabio
digo solo lo que entiendo.
El ñandú no recomiendo
mi consejo no le oculto,
tiene fama de agresivo
y puede patearle el bulto.

Zoofilia es vicio anticuado,
le recomiendo la tele.
Yo me puse ADSL en
mi rancho informatizado,
me veo milongas porno,
con mi aire acondicionado.

Por el cable 3D, iPhone,
llega el amor a mi catre
y la orgía a mi madrugada;
me compré por internet,
esas muñecas hinchables
que no se niegan a nada.

No hay parientes, no hay cuñado
ni suegra que sea una lata,
jamás me han pedido plata
o ropa cara pa' ponerse,
no exigen que las converse
ni que me lave las patas

No saben hacer un locro
ni freír una empanada,
como bajo en calorías
vivo a base de ensalada,
pero cuando llego al rancho
después de dura jornada,
hay que ver como al dentrar
me abraza la mujerada.

Pero pa' serle sincero,
confieso que no he comido
locro, empanada o guiso
ni nada, juro compadre,
que pudiera compararse
a la comidita e' mi madre

Y así termina esta carta
con rima pero sin arte.
Se despide respetuoso
y complacido en saludarle,
este gaucho de la red
que lo aprecia de verdad,
que quiso acercarle sus versos
al calor de la amistad.

FIN
R.L.  /  Marzo 2011

Me acuerdo. Fue en Balvanera
en una noche lejana,
que alguien vio un agujero
en mi bufanda de lana.
Alguno dijo también
después de acercar la silla,
- esto no es agujero e' bala
es mordisco de polilla-.
Quién sabe por qué razón
me anda buscando ese insecto,
se atreve a comer mi ropa
y a ofenderme el intelecto.
Nadie con hambre tan firme
habrá volado en la tierra,

Cuando nos deja alguien como ella, todos pensamos en su obra, nos entra un afán de evocar sus canciones. Algunos queremos ahuyentar una pequeña culpa por haber dejado pasar un tiempo sin recordarla; yo quiero reflexionar sobre su relación con su tiempo y el mío, y qué me aportó en esto tan difícil de comprender la vida.

Con ella supimos que hubo una vez una vaca que un día decidió ir a la escuela, allá en la lejana quebrada de Humahuaca. Para los que no lo saben, es un destino turístico del norte argentino, un valle habitado desde hace diez mil años. Hoy día, los viajeros piden que se les muestre la escuela donde estudió tan famoso personaje, el visitante puede sentarse en el primer banco, y por unos pocos pesos adicionales, los chicos de la escuela juegan a tirarle tiza y a morirse de risa, como en el cuento. Pero solo un poquito, porque

Bueno, como verán, en vez de gastar papel y provocar la muerte de árboles inocentes, tengo apuntes  en el iPhone.
Temas del momento, tecnología y medio ambiente, relacionados entre si.
Con estas cosas los medios nos bombardean, todo vale con tal de no hablar de la crisis, que es real.
Nos quieren distraer, buscan destacar temas que ocupen el debate público.
Sino ¿porque aparece a veces el debate de los toros?...
Arte o maltrato, cultura o barbarie, mientras tanto el problema económico está ahí.
Siempre vimos escrito en los muros frases como "defendamos a los toros", firmado... "Movimiento humanista", o  "salvemos a los toros", "los toros también sufren", firmado... "Movimiento de protección a los animales".
La crisis es tan grave que  el otro día leí en una pared "Salvemos a los españoles, son seres vivientes", firmado, "Los toros". Con las cosas que les hacemos y se

Estaba leyendo por primera vez una tira de Mafalda, cuando mi primo Oscar vino a preguntarme si quería acompañarlo a buscar a uno de sus amigos, para después acercarnos al río y nadar en la piscina natural que se formaba bajo el puente.
La verdad es que esa tarde prefería lectura bajo la sombra, disfrutando la calma de la sierra, en la segunda semana que pasábamos en casa de mis tíos.
Todos los años esperaba pasar el verano con mi primo. Teníamos la misma edad; de chicos jugábamos durante horas sin peleas ni discusiones y de adolescentes pasábamos el tiempo hablando de chicas. Siempre nos quejábamos de que nuestros padres, dos hermanos muy unidos, hubiesen encontrado su lugar en el mundo separados por tantos kilómetros.
Pero este verano, algo se había interpuesto entre nosotros dos enrareciendo la amistad que nos unía; parecían haber cambiado nuestros códigos. Oscar se había desarrollado y tenía la corpulencia de un chico de dieciocho años, en un año me había sacado una cabeza de altura. Yo odiaba que mi cuerpo ni se enterase de que ya había cumplido dieciséis. ¿Qué pretendía la jodida naturaleza, dejarme varado en los catorce como un Peter Pan que encima no volaba? Me sentía traicionado por mis hormonas y

Jorge movía rápidamente los controles del mando, que conectado a su ordenador guiaba a su personaje por los escenarios del entretenido juego; llevaba nueve horas sin parar; cuando tenía que comer o ir al baño, aprovechaba los tiempos perdidos para recargar su arsenal.
Sus padres se habían tomado unas vacaciones dejándolo solo durante dos semanas, creyendo que estudiaría para los exámenes finales que estaban a la vuelta de la esquina.
Ignoraban que las notas que le permitirían aprobar el año, ya estaban en las instrucciones del virus que él y un compañero, habían introducido en el sistema informático de la facultad.
Ahora jugaba con un ordenador conectado a otro más potente, que registraba los patrones del juego y las respuestas. Sobre la base de éstas, un programa de su autoría resolvía los lances con velocidad y eficacia, superior a la que podría alcanzar cualquier participante. En la mayoría de los casos, conseguía introducir un virus en el ordenador del contrincante para rebajarle la efectividad, de manera que no pudiesen ganarle.
Se competía por dinero y Jorge estaba ganando mucho: sus cuentas de PayCash, un banco de Internet, crecían

El hombre que lee alza los ojos,
observa a la joven pareja;
sus pasos leves, despreocupados,
parecen no tocar la arena.
Acaso los crea Adán y Eva,
en un paraíso de espuma y agua;
y piense en manzanas
sobre la sal de una piel mojada.
Ahora ella escapa, él la alcanza y se besan,
son actores de un antiguo ritual,
una ancestral lid que reinventan,
juego sensual de cazador y presa.

Sobre el gris de anodina tarde
planean sus risas de colores.
Las lleva el viento hasta el hombre,
que reconocerá en sus sones,
los ecos de un pasado
hasta ahora mudo en los rincones.
Y así, sin querer, volverá a la playa,
de un tiempo atrás, cuando él fue otro…,
en un país con nombre de ella,
entre el mar y el cielo de sus ojos.
No recuerda ahora, memoria torpe,
cuando murió el tiempo de esplendor;
en qué punto del trayecto, agotados,
se extraviaron los dos.
Sí sabe que es la oculta piedra,
quien filosa, abre herida,
donde arraiga la hiedra
cruel, invasora, de la vida.
Que todo vuelve basto,
fría la lluvia, hostil la ola…,
el camino a dos tan largo,
como la ausencia de uno, corta.

Más, ya nada importa, todo está muerto;
mejor mentir, pedirle a la lectura,
alguna historia que oculte el recuerdo,
como a los caminantes la bruma.
Cae el sol al infinito, es su trabajo repetir el ciclo;
se vuelve el aire más frío
cuando dejan la escena hombre, libro,
y el color de un paisaje vacío.

R.L.  Abril / 2009

(2º premio Concurso de Relatos El País / Babelia - 2009)
http://www.elpais.com/concursos/relatos/

   Odiaba al gato de mi hermana, y él a mí.
   Cuando lo sorprendí devorando a mi mascota intentó huir, pero le eché mi abrigo encima, lo golpeé contra la pared, y lo arrojé al pozo de la casa abandonada.
   Por las noches creía oír sus maullidos; vencido por la culpa, anoche me escapé de mi cuarto y me asomé al borde del pozo con una linterna.
   El haz de luz iluminó el fondo, subió las paredes hasta que desde unos metros más abajo volvió su reflejo en dos pupilas fosforescentes que saltaron hacia mí.
   Suspendidas en el aire por unos segundos, una boca de blancos dientes me escupió y unas uñas desnudas casi rozaron mi cara.
   Entre chillidos y zarpazos el infeliz animal fue a quebrarse contra las piedras del fondo, alumbrado en su caída por ráfagas de luz de la linterna que solté espantado.

R.L. / Junio 2009

          - Te dejo - dijo.
Él la miró, no terminaba de entender lo que había escuchado; solo podía pensar en lo hermosa que era y en cuanto la amaba. Un pánico oscuro comenzó a dominarlo, parecido al que a veces sentía cuando hacía su trabajo de buzo profesional, a sesenta metros bajo la superficie y rodeado de oscuridad.
Ella no esperó su reacción, levantó su bolso y se dirigió hacia la puerta de la casa dispuesta a marcharse.
Intentó detenerla, gritó su nombre, ella corrió hacia la escalera y tropezó; cayó rodando y antes del último peldaño ya había muerto. Él perdió la noción del tiempo; se quedó sentado en el suelo, mirándola, como esperando que fuese de verdad una diosa que podía resucitar en cualquier momento.
La incredulidad y la desesperación dieron paso por fin al pensamiento racional, el mismo con el que vencía al terror que lo asaltaba en las profundidades en los momentos difíciles.
Su instinto de supervivencia le decía que nadie creería que fuese inocente, solo podía desprenderse del cuerpo y olvidarlo todo.
Optó por la forma más segura; la dejó atada a unos hierros en el fondo del puerto viejo donde nunca la encontrarían, los peces y cangrejos borrarían todo rastro con el tiempo.
Fue su última inmersión; dejó el trabajo, la idea de volver a sumergirse en aquel mar que descomponía su cuerpo lo aterraba. Yacía borracho sobre el sofá o la cama, entre botellas vacías y restos de comida. En sueños volvía al fondo del puerto a buscarla, pero no la encontraba.
Al tiempo tocaron el timbre; se levantó como pudo; abrió y era ella, deslumbrante.
- Quiero volver…- dijo.
- Pasa - .
La policía, avisada por unos vecinos alarmados por el mal olor, encontró el cadáver de él en la bañera.
El forense certificó: "…muerte por asfixia con pulmones colapsados por vodka y agua". Omitió mencionar que era agua de mar, contaminada por residuos orgánicos e hidrocarburos, como la encontrada habitualmente en el puerto.  Prefería cerrar sin complicaciones su último caso antes de jubilarse.
FIN
R.L. Agosto/2009

Me sentía deprimido. Desde mi mesa de bar vi a un tipo igual a George Clooney que abría la puerta de su BMW a la mujer más hermosa. Lo odié. Cuando fue a subir por el lado de la calle, un camión se lo llevó por delante aplastándolo.
El motor arrancó, puse primera y le pregunté:
- ¿En tu casa o en la mía?
- En la mía, compré una espuma nueva para el jacuzzi, la quería estrenar con un hombre de verdad.
Con un rugido el BMW partió, llevándose a los dos por la avenida.
- Camarero, póngame otra - pedí.

R.L. Agosto/2009

Luis Felipe Alegre relata en la Campana de los Perdidos, sala de Zaragoza, La Solución Final.

Tras treinta años de casados, ella había guardado pruebas de todos mis negocios sucios y me mandaría a la cárcel si yo no hacía lo que me pedía.
Solo me quedaba un camino, la solución final. Compré todo lo necesario desde el anonimato de Internet, con entrega en una calle oscura y pago en metálico.
Lo haría esa noche, antes de tirar la caja vacía leí una vez más el texto que venía en la tapa:
"…lo mejor de tomar ViaPlus es que  miembro sigue mantenerse levantado incluso si interrumpa (ninos golpean puerta de dormitorio, ladra perro o desliza su condon). Ella ya no será amarga, ya no tendrá que denegar su peticion. Solo consejo: no tiene decir a ella que tu tomando ViaPlus: autoapreciacion femenina es tan vulnerable como nuestra propia. Encarga comodo confidencial en loveblue@beijing.com"

El repetido zureo de los palomas a su alrededor le estaba volviendo loco..., y el cruce de piernas de Anette, también. En ese refugio formado por el borde de su falda y la unión de sus muslos emplazaría el campamento base para la acometida a la cima del monte de Venus de Anette…, es decir, la cima del Aneto.
Trató de concentrarse en explicar su plan de escalada de fin de semana para Anette y su marido Pedro, sentados frente a él en una ruidosa terraza de la plaza . Mientras exhibía sus conocimientos del tema se preguntaba como ese tipo podía perder el tiempo subiendo montañas cuando podría escalar a Anette la noche del viernes y bajar el lunes de mañana, y solo por eso de tener que trabajar.
Lo volvió a la realidad una objeción de Pedro sobre la peligrosidad del último tramo antes de la cumbre, donde solo se pasa de a uno. Para tranquilizarlo le dijo:
- No habrá problemas Pedro, yo te guiaré con una cuerda, para evitar que no te caigas.
- Querrás decir "evitar que me caiga".
Demoró en coincidir con un: - Hombre, …claro.- que sonó tan falso y disonante que las palomas silenciaron y lo miraron perplejas.    

FIN
    Julio/2009

   - Cada año, Zaragoza se hermana con las ciudades de Hiroshima y Nagasaki, para recordar la maldad de las guerras. Ahora conoceremos algo de estas dos ciudades del Japón para que puedan escribir una redacción - dijo la señorita y proyectó un reportaje del History Channel sobre el bombardeo nuclear.
   - Papi, en la escuela vimos una película sobre Hiroshima, parecía esa de los niños que se les caía la piel y corrían desnudos hacia los soldados.
   - Hiroshima está en Japón y los niños quemados eran de la guerra de Vietnam que es otro país de Asia.
   - ¿Y los de ayer del telediario?.
   - Eso fue un bombardeo en Irak, que es un país árabe.
   - ¿Los aviones de la base de Zaragoza tambien tiran esas bombas?.
   - No, llevan otro tipo de bombas y son españoles, no matan niños.
   - ¿Y para que llevan bombas?.
   - Porque algún día pueden ser necesarias para defender el país.
   - Pero antes de tirarlas mirarían abajo para ver que no haya niños.
   - Por supuesto, hijo.
   - O avisarían a la gente para que se esconda y no se quemen.
   - Si hijo, eso harían.
   Antes de comenzar su redacción, el niño arrojó a la basura todas sus réplicas de aviones de combate, después escribió: “Los adultos mienten y piensan que los demás son tontos, fabrican aviones y bombas para matar gente y dicen que son para otra cosa. En la ciudad de Hiroshima…”
   Esa noche cuando su padre fue a su habitación a arroparle y darle el consabido beso, fingió estar dormido.

R.L. Abril/2009

    Ella miraba un paisaje anodino por la ventanilla y el conducía; si no fuese por la música, sus pensamientos se oirían por sobre el ruido del motor.
    Ese fin de semana en la montaña había fracasado otro intento de reconducir su vida en común; los lazos que los unían sucumbían ante el hastío y los reproches compartidos.
    Uno de los dos diría, antes de llegar a casa, que debían separarse; el otro asentiría aliviado por no tener que proponerlo.
    Uno de los dos recordaría, antes de ese punto y aparte, que treinta años atrás, en otra carretera y en un trayecto similar, pararon el coche en un desvío lateral y se persiguieron por un campo de trigo maduro. Impacientes por llegar a una cama, locos de deseo, hicieron el amor como desesperados sobre un improvisado colchón de espigas doradas.

R.L. Abril/2009

- El cierzo arrastrará la ciudad río abajo hacia el mar - dijo el poeta callejero en el televisor.
Javier subió el volumen para no oír la discusión de sus padres en la cocina; aún así, pudo escuchar el violento portazo que dio el hombre al salir.
- Hoy soplará muy fuerte el viento en Zaragoza - concluyó la periodista; detrás de ella, la fuerza del aire agitaba los árboles.
- Baja el volumen hijo, que parece que estuviéramos todos sordos – le regañó su madre.
El niño apagó el televisor antes de que ella pudiera enterarse de lo mal que pintaba el tiempo y no lo dejase salir a la calle.
- Mami, ¿Papá volverá?
- Si encuentra el camino de vuelta, sí.
Javier adivinó que su madre intentaba contener el llanto. Salió a encontrar a su amigo el duende en el lugar de siempre, en la plaza frente a su casa.
Los chuchos atados al carrito del supermercado, festejaron perrunamente su llegada y la comida que les llevaba como cada día.
Llorando, contó todo y explicó su temor: si el viento se llevaba calles y casas, su padre no podría volver.
– No temas Javi, mis perros son tus amigos y tienen poderes mágicos. Esta noche debajo del puente, tirarán con sus cuerdas de los pilares y la ciudad no se moverá – dijo el duende.
Esa noche Javier no se durmió hasta oír las llaves de su padre en la puerta de entrada, cuando el murmullo de besos y disculpas, acalló a un cierzo vencido por la magia.

R.L. Julio/2009

(1º Premio Concurso "Relatos con Z" ZTV-Zaragoza Televisión-2009)
   El repetido zureo de los palomas a su alrededor le estaba volviendo loco…, además se sentía débil, no comía desde que había llegado.
   A los habituales de la plaza les molestaban los foráneos como él, no les importaba lo que había sufrido viniendo de tan lejos, de una miseria tan cruel, y aquí había tanta abundancia…
   No era una cuestión de su color, había visto como despreciaban a blancos y negros. Él mismo no era lo uno ni lo otro, era marrón con manchas blancas y patitas negras, un gato hambriento saltando sobre una paloma que se había puesto a su alcance.
   La atrapó por el cuello y se la llevó a la seguridad de los techos, por fin tenía una porción de tanta riqueza.
   Antes de degustar su primer bocado, maulló en recuerdo de los que no habían tenido tanta suerte como él.

R.L. Julio/2009

Al final del día te veo en la calle,
tu mirada que protege a tu mujer, tus hijos.
Hoy has vencido,
recorres tranquilo,
el campo de batalla
que es, será, cada jornada.

Un color, un sonido diferente,
rompen la monotonía.
Como si de la lejanía
donde quedó tu gente,
llegase un pedido
vehemente,
de un pasado que no quiere,
todavía, ser olvido.

Cómo decirte que yo,
que a tu lado,
indiferente, paso,
entiendo de desamparo;
tambien fue mío ese sino
de desgarro,
como tú dejé pedazos
de corazón, por el camino.

Talvez un día me hables,
semejante,
de tu mundo, el de antes,
tu infancia, tu casa, sus calles.
Me será familiar tu historia,
despertará, asombrada,
de algún rincón de la memoria
la seña común que nos iguala.

Veremos la nada que nos separa,
superadas distancias,
líneas arbitrarias
mintiendo en el mapa.
Y será la palabra, amalgama
de un nuevo color,
en el crisol,
de la tierra adoptada.

Donde hoy juegan nuestros hijos
conjugando en mil dialectos,
presente y futuro perfectos,
los tiempos del verbo "amigo".
Ignorando a quien, en lo distinto,
teme ver, por defecto,
al fantasma del espejo
que solo habita en sí mismo.

R.L. Agosto/2009

Dos luceros hermanos
surcando el mar,
unirán la cruz del sur
con la estrella polar.
Paralelos, meridianos,
les dibujan un sendero
para viajar por el cielo
sin soltarse de la mano.
 

Cada mochila lleva:
inocencia, ilusión, algún juguete,
rayitos de luz celeste,
que alegren la vida nueva.
En el norte les espera
una infancia de estreno,
en ese hogar pleno
de un amor que desvela.
 
Amiga, la Osa Menor,
los paseará en el Carrito,
del jardín de Taurus, el torito,
hasta la puerta de Orión.
Y una luna murguera
vendrá a saludar
las dos nuevas estrellas
del cielo boreal.

R.L. Agosto/2009

Mis ojos de ciego, ya fueron testigos,
de muchas historias de guapo y cuchillo.
En torno a esta mesa, en rueda de amigos,
les contaré una que llevo conmigo.

Ocurrió una noche en un porteño barrio;
farol y empedrado fueron escenario.
Tenue luz que alumbra una esquina cualquiera,
por un desacuerdo, nace la pelea.

Un ritual antiguo, una muerte nueva,
solo dos actores comparten la escena,
sin cruzar palabra, en duelo de fieras,
trabarán su lucha con una fe ciega.

Un único absurdo y dos sinrazones,
cosas de arrabal, cosas de varones,
Tal vez lo soñé, pero era corriente...,
por una pollera mataba la gente.

Iban hacia el baile cuando se encontraron,

y estalló la ira cuando se miraron.
Un espanto frío les heló la espalda,
estaban vestidos… ¡Con la misma falda!

En tiempo de cambio, de nuevos valores,
malevos modernos no usan pantalones.
Se pintan los labios, ya no van de traje,
pero por adentro, el mismo coraje.

El Taura Manuela, temido en Barracas,

Brigitte El Francés, reina de Pompeya,
para ellos la muerte es un mero accidente,
tributo al honor del hombre valiente.
 
Ya han desenvainado, es detalle apenas
que en vez de cuchillos, empuñen tijeras
El acero rasga de la tela el alma,
dejando una corta y audaz minifalda.

Dos tajos responden dejando su impronta,

la blusa del otro queda manga corta.
Alfiler de gancho, el puntazo justo,
entallan de atrás resaltando el busto.

Hilo y agujas en recia actitud

profanan la tela con un canesú.
Los guapos se estudian, ya no son los mismos,
músculos desnudos, - ¡Te queda divino!

Lo que prometía violencia y crueldad,

transformó la lucha en viril amistad.
Guardan las tijeras, ya no hay más reproche...
se dan un besito en mitad de la noche.

Los dos compadritos, rajando tamangos,

se van entre risas y algunos grititos
rumbo a la promesa de un patio de tango.
Un bandoneón que gime su triste lamento,
nos llora su pena… o su aburrimiento

Buenos Aires guarda historias de pasiones y locura,

de rencores y amistad, de malevos y costura.
Me pierdo en su laberinto, buscando la madrugada,
difícil será encontrarla, está oscuro y no veo nada.

R.L. Abril/2009

En mi Buenos Aires,
con ojos de ciego,
recorro un sendero
de calles perdidas;
voy tras los enigmas
que nadie descifra,
cuando el alma ve
mas la razón no atina.

Rescoldos de historia
doblando la esquina,
me esperan ocultos
bajo las baldosas;
en cuanto las piso
su risa me moja,
tropiezo y me caigo
porque estaban flojas.
Se ríen al verme
abrazar la ciudad,
besando su piel
de cal y cemento,
un duende burlón
salido de un cuento,
un coro de niños
y un gorrión contento.
Con ojos sin luz,
sorda indignación,
entre hojas caídas,
maderas y hierro;
estampo mi huella
y una maldición,
con manos untadas
en heces de perro.

Me voy de este barrio,
mi bastón me guía;
por este laberinto
camino incansable,
y llego a Recoleta
cuando mengua el día.
Escucho unas voces,
pecados se expían;
héroes que escribieron
páginas de historia;
reviven enconos
en sorda porfía.

Oigo entre las tumbas,
ánimas en pena,
sufridos lamentos
tañendo a reproche.
Les grito que sufro
su misma condena,
de ser prisionero
de una eterna noche.
Más, no era la voz
de un alma afligida;
dispuesta a contarme
batallas perdidas…
Resultó ser un acto
del género bufo;
un diálogo absurdo,
un coloquio obtuso;
de este narrador
soñador iluso
con un tartamudo
y un turista ruso.

No hay héroe ni tumba
ni muerto que parle;
mi bastón es verso
fustigando el aire.
Con enérgico acento
y calor en la sangre
declamo un soneto
en mitad de la calle.
Maldigo al destino,
invoco al pasado,
interrumpo el tráfico
sin saber que lo hago.
Bruscos empujones
de algún ciudadano,
conducen mi paso
fuera del asfalto,
respondo a improperios
de un taxista airado,
corrigiéndole un verbo
muy mal conjugado.

Ridículo innoble,
tamaño dislate,
con trémulo gesto
señalo al culpable
de tanto esperpento,
de tal disparate.
Mi senil bastón
faro enloquecido,
brújula fallida,
que ha extraviado el norte
y confundió mi rumbo;
desde la salida.
Me llevó a otro sitio
con ruidos de puerto
y piar de gaviotas;
chirridos de grúa,
runrún de navío,
viento que maldice
con su aliento frío.
No era Recoleta,
mi bastón delira...
-Bastarda madera,
me encuentro perdido,-
pienso en comprar otro
cuando caigo al río.

Preso en la corriente
voy a la deriva…
Mientras me sumerjo
me invento un destino
de encontrar tesoros
de una era ida.
De conquistadores,
de bravos marinos,
viejos hacedores
de historia argentina.
Creo que olvidaron
llevarse consigo
un rastro de enseres
que no les servían:
pañales usados,
bolsitas de nylon,
latas de cerveza,
botellas vacías.

De un heleno Olimpo,
Zeus ve mi caída
y ordena a los dioses
preservar mi vida.
Exclama entre rayos,
y truenos en griego:
-¡Antes que sea tarde
salvemos al ciego!-
-¡Evitad que perezca,
lo prefiero eterno;
no quiero que muerto,
desde el mismo averno,
en coro de ninfas
y risas de arpía;
venga a dar la lata
con sus elegías!-

Manda a una sirena
que hiriendo distancias,
sobre una ambulancia,
con Hermes de guía,
del agua tan fría
a un viejo rescata.
Ya de vuelta a casa,
la bruja Kodama
me recibe en bata;
y mesando sus canas,
me riñe cansina
con su perorata.

Sobre el sucio puerto,
yace abandonado
mi bastón que espera
ser el nuevo guía
de un anciano cojo,
de algún desdichado.
-¿Será tu destino  
torpe lazarillo,
guiar a tu dueño
siempre a un sitio errado?
-¿O como castigo
acabarás tus días,
convertido en leña
en dominguero asado?-

Hay tantos enigmas,
hay tantos misterios;
-Solo Buenos Aires
tiene la respuesta...-
me susurra el viento
detrás de la reja: 
Quiero conocerla,
es dura la apuesta,
antes que la muerte
con huesudos dedos,
una noche aciaga
golpee mi puerta.
-Escápate ahora,
la ocasión es ésta... -
me digo a mí mismo;
después de escuchar
que la china maula
ya ronca su siesta.

Compraré un bastón
con mp3,
radio y GPS,
que estaban de oferta;
en esta ciudad
que siempre despierta,
llena de promesas,
de extraños designios
y tiendas de chinos
con la puerta abierta.

R.L. Abril/2009

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